Desde Equidad para la Infancia América Latina queremos promover una comprensión de la pobreza infantil como un fenómeno multidimensional. Para ello, es preciso tanto transformar o complejizar el modo de medirla, como reflexionar sobre el modo en que es entendido y construido como fenómeno social en las actuales mediciones.
La pobreza suele ser medida en función de la capacidad de consumo o de generación de ingresos de las personas. Si bien este enfoque predominante es evidentemente importante, no permite captar toda la complejidad del fenómeno de la pobreza. Mucho menos puede hacerlo para comprender la especificidad de la pobreza infantil, que dentro de estas lecturas queda subestimada. La importancia de la medición radica en que los datos que construye inciden en las políticas públicas que se diseñan e implementan para abordarla, de modo que mediciones limitadas generarán políticas limitadas. Incluso si el uso de los datos es indirecto, su importancia en la creación de opinión pública da cuenta del lugar general que obtienen en delinear cursos de acción posibles.
Una de las aristas de la pobreza infantil que un enfoque multidimensional requiere es analizar su despliegue en las ciudades. Usualmente, los estudios de la pobreza abordan la cuestión urbana pero en clave comparativa con el espacio rural. Sin dudas este análisis es importante, pero enfocar sólo allí ocluye el hecho de que dentro de las ciudades la pobreza opera complejamente. En una misma ciudad hay distintas pobrezas y desigualdades, hay algunas más profundas y otras más coyunturales. Estudios recientes sostienen la importancia estratégica, en términos de diseño de políticas eficaces, de estudiar las desigualdades intraurbanas que aquejan a la población infantil. Esto porque si bien en las ciudades se viviría mejor –desde la perspectiva del acceso a bienes y servicios- que en “el campo” (considerando sólo los espacios tradicionalmente rurales y no los nuevos fenómenos de ruralización de los sectores acaudalados) cuando se mira hacia dentro de las primeras un 30% de los niños urbanos quedan excluidos de las ventajas de las ciudades, colocando una articulación analítica necesaria entre pobreza y desigualdad.
Así como es preciso mirar más de cerca a las ciudades y sus complejidades en relación a las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes, es preciso reposicionar a la pobreza infantil en la discusión sobre la pobreza y las desigualdades sociales. La pobreza infantil no debería ser entendida como un subproducto de la pobreza general, sino ser considerada en sus especificidades y analizar más claramente su vinculación específica con los procesos complejos de reproducción de la pobreza y la desigualdad social en general.
Equidad para la Infancia América Latina viene colaborando fuertemente para instalar la discusión pública y política sobre la necesidad de un enfoque multidimensional de la pobreza infantil. En este sentido creemos que además debemos fortalecer un debate multiactoral sobre el asunto que reuna visiones y gestiones de distintos ámbitos. En este sentido, Equidad para la Infancia América Latina promueve el encuentro y el trabajo compartido entre actores gubernamentales, académicos y de la sociedad civil para discutir y repensar las desigualdades urbanas que aquejan a los niños, niñas y adolescentes de América Latina.