La población infantil es de los grupos más afectados por las inequidades urbanas.[i] Aunque niños, niñas y adolescentes que viven en grandes urbes parecen contar con mejores condiciones generales de vida, la ‘ventaja urbana’,[ii] que supone el acceso a mejor educación, servicios, empleo, y calidad de vida, no se materializa para muchos de ellos/as.
El desarrollo integral y el bienestar de niños y niñas resulta profundamente condicionado por inequidades que generan desventajas desde el inicio de la vida. Aspectos como el lugar de residencia, género, pertenencia étnica, condiciones de discapacidad, entre otros, también condicionan las posibilidades de alcanzar el bienestar en términos físicos, emocionales, materiales, y contar con un entorno de protección.
Cuando realizamos análisis de evidencia estadística con datos desagregados[iii] y territorializados, se observa, por ejemplo, que el derecho a la vida de los niños y niñas todavía está determinado por el lugar en donde nacen.[iv]
¿Cómo podemos avanzar hacia la equidad en el contexto local?
Para hacer frente a esta problemática, Equidad para la Infancia ha diseñado un sistema de medición, y monitoreo que permite evaluar las condiciones de bienestar e inequidades de la infancia urbana, así como plantear procesos de incidencia directa en las políticas locales, que permitan impulsar mejoras en los servicios e instituciones que deben garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Este ejercicio se ha comenzado a implementar en diversas ciudades latinoamericanas.[v]. La metodología aplicada garantiza que el sistema pueda ser replicado en tanto se adapte a los contextos locales. Tomando la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) como punto de partida, la herramienta permite hacer uso de evidencia estadística para entender las implicaciones reales de las privaciones que experimentan los niños y niñas a lo largo de sus vidas.
La propuesta comprende la construcción y análisis de una batería de indicadores, que permita analizar las condiciones de vida de niños, niñas y adolescentes que viven en determinados contextos locales;[vi] la identificación de inequidades y desigualdades de acuerdo a sus condiciones de vida y su pertenencia a determinados grupos vulnerables; la vinculación de la sociedad civil en la contraloría y seguimiento de las políticas públicas dirigidas a la infancia y la movilización de la opinión pública y los gobiernos locales para la mejora de las intervenciones y la priorización de la inversión en la infancia local.
De esta forma, la propuesta se delimita a partir de cuatro elementos: su comprensión y apropiación como herramienta para la acción social y política, su aplicación en ámbitos locales y municipales, la promoción del bienestar en la infancia y la identificación de las inequidades que viven niños/as y adolescentes.
Hacer uso de la herramienta se traduce en acciones efectivas de contraloría social, la incidencia en políticas locales, el fortalecimiento de la sociedad civil y la generación de impacto directo en la calidad de vida de los niños y niñas que viven en las ciudades.
Conocimiento y evidencia para la acción
La evidencia basada en información confiable y desagregada permite definir, planificar, monitorear y evaluar, con pertinencia y solidez metodológica, políticas públicas que apunten a mejorar la calidad de vida de niños y niñas.
El desafío en muchos casos, tal como lo indica Ángela Escallón Emiliani, Directora de la Fundación Corona, es “hacer un mayor uso de la información disponible, generando nuevas formas de análisis de los datos que entregue insumos tanto para la toma de decisiones informadas a nivel de los gobiernos, como en el empoderamiento ciudadano para tener una información que lleve a la acción”.[vii]
La metodología validada para la implementación del sistema de monitoreo[viii] comprende las siguientes fases generales:[ix]
- Viabilidad y requisitos: esta instancia consiste en realizar un diagnóstico de las políticas públicas existentes e identificar fuentes de información y posibles alianzas mediante un mapeo de actores clave.
- Puesta en marcha: se definen la operatividad y roles de los equipos, establecen convenios, y se definen los comités técnicos y de expertos.
- Medición y análisis: durante esta etapa se debe definir la batería final de indicadores, se recopila y solicita información para luego procesar y analizar los datos, seguido por la elaboración de un informe de resultados y hallazgos.
- Comunicación: se determina una estrategia de comunicación y de implementación.
- Monitoreo y participación: en esta última fase, se definen cuáles son las acciones de incidencia y contraloría social, y se da pie a la participación ciudadana.
La trayectoria del proyecto
La estrategia descrita se nutre y dialoga con experiencias aliadas en las que el equipo de Equidad para la Infancia ha estudiado, participado y contribuido. Desde la propuesta del EduCometro de Fundación Arcor[x] y su impronta a partir de las experiencias y postulados sobre ciudades amigos de la infancia;[xi] la experiencia de medición de calidad de vida e incidencia en políticas públicas de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos,[xii] más recientemente con el planteamiento de Urban95 de Fundación Van Leer[xiii] y a partir de otras referencias latinoamericanas y globales sobre indicadores infantiles[xiv] y de estudio sobre las inequidades y su superación.[xv]
Su implementación tiene antecedentes en algunas ciudades que hacen parte de la Red Latinoamericana por Ciudades y Territorios Justos, Democráticos y Sustentables,[xvi] donde se ha validado el ejercicio. La experiencia se ha desarrollado -en distintas fases- en ciudades de Colombia, Perù, Brasil y Argentina, a partir de una serie de actividades de sensibilización, capacitación y trabajo conjunto que han incidido para que estos proyectos tomen a la infancia como uno de los lentes que se utiliza para evaluar la calidad de vida en las ciudades.
El proyecto, desarrollado junto con ciudades de la red que implementa el proyecto Cómo Vamos,[xvii] plantea una evaluación profunda y participativa de las inequidades locales a las que se enfrentan niños, niñas y adolescentes en estos contextos locales. El enfoque de una contraloría social ‘bottom-up’ ha generado una sinergia positiva con un programa ‘top-down’ de legislación nacional.[xviii]
La experiencia en Colombia, por ejemplo, permitió ver que:
- Niños y niñas que viven en comunidades indígenas pueden tener hasta diez veces más probabilidades de morir antes de los 5 años que sus pares en otras localidades.
- Las tasas de mortalidad infantil pueden ser tanto como 5 veces mayores en comunidades menos favorecidas que en otras zonas de la misma ciudad.
Lograr resultados sostenibles depende de la equidad en la infancia
En las últimas décadas son muchos los avances que se han logrado para proteger los derechos de la infancia y combatir las inequidades que enfrenta, el más reciente y de gran importancia es la inclusión de niños y niñas como grupo de atención especial en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Alcanzar y mantener contextos locales que promuevan el bienestar de la infancia, sus familias y comunidades depende en gran parte de la posibilidad de contar con sistemas de monitoreo y medición, ya que estos habilitan la creación de mecanismos de social accountability que fortalecen las capacidades de comunidades, gobiernos locales, hacedores de políticas y concejos ciudadanos, entre otros. El avance y vigilancia de los ODS dependerá en gran parte del desempeño de este tipo de herramientas, para la implementación y evaluación de políticas públicas que apunten a romper los círculos de pobreza y desigualdad que afecta a los sectores más vulnerables.
Con este tipo de propuesta, desde Equidad para la infancia hemos materializado nuestro objetivo de articular saberes desde sectores académicos, de la sociedad civil y desde los propios territorios para aportar a la gobernanza local y fortalecer capacidades de distintos actores interesados en el desarrollo de la niñez. Orientar la agenda de la infancia hacia la equidad es clave para lograr resultados sostenibles para el bienestar social, este marco, continuamos investigando, diseñando e implementando propuestas para alcanzar el objetivo de reducir la desigualdad para hacer efectivos los derechos de todos/as los/as niños y niñas.