A partir de diversas intervenciones, investigaciones y análisis sobre la situación de la infancia en ciudades de América Latina,[1] desde Equidad para la infancia continuamos desarrollando reflexiones e impulsando discusiones que permitan brindar un aporte a la mejora de políticas públicas locales dirigidas a niños, niñas y adolescentes.
El análisis de los contextos locales tiene una gran relevancia, considerando que la vida de las personas se moldea y se modifica profundamente según el lugar donde nacen, crecen, se educan y se socializan. A nivel local es donde se evidencia directamente si los derechos de las/os niñas/os se hacen efectivos o no. Tomar a la comunidad y al territorio como unidad de análisis tiene la posibilidad de facilitar la labor metodológica al momento de desarrollar intervenciones concretas: aporta un criterio de factibilidad en la búsqueda de información y en el planeamiento de las intervenciones en un ámbito o escala “manejable”[2].
Por su parte, realizar valoraciones territoriales con foco en la niñez no sólo brinda elementos sobre el colectivo infantil en sí mismo, sino que es un prisma que permite valorar el estado de vida de la comunidad donde esas/os niñas/os habitan. Considerar a la infancia como indicador de condiciones de vida en un territorio implica abordar una serie de condiciones que trascienden los beneficios exclusivos para la niñez y se extienden al conjunto de la sociedad; significa considerar a sus cuidadoras/es (madres, padres, abuelas/os, hermanas/os mayores, profesionales y técnicos), sus familias y comunidades.[3]
Tomando en cuenta contextos como el latinoamericano, donde se albergan ocho de los diez países más desiguales del mundo (Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Haití, Honduras, México y Panamá)[4], centrarse en contexto locales también permite más cercanía con las/os responsables de garantizar los derechos y velar por el bienestar de la infancia.
En todo el mundo, las ciudades albergan hoy más de un billón de niños, niñas y adolescentes (NNyA). Las tendencias indican que para el 2030, la mayoría de la población urbana estará compuesta por ciudadana/os menores de 18 años[5]. Según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en América Latina y el Caribe viven 155 millones de NNyA en las ciudades, el 76% de todas/os las/os NNyA de la región.[6] Esto implica que, si queremos impactar en acciones y políticas que impulsen una sociedad inclusiva y con justicia social, debemos poner un foco especial en la infancia y la adolescencia que vive en las ciudades.
Debido a las economías de escala, que facilitan la concentración de bienes públicos y privados, servicios e infraestructura en ellas, las ciudades prima facie ofrecen mejores oportunidades para que las/os niñas/os crezcan en un contexto de bienestar[7]. Los niños y niñas urbanas deberían tener niveles más altos de salud, protección, educación y saneamiento que sus pares rurales. Sin embargo, y aunque el 70% del PIB mundial se genera en las ciudades, la pobreza infantil y la desigualdad siguen siendo algunas de las principales características de los entornos urbanos. Por lo tanto, es inminente pensar cómo las ciudades pueden contribuir a mejorar el bienestar de las y los niños desde los primeros años[8].
La inequidad en las ciudades
Hoy más del 50% de la población mundial vive en ciudades. Se prevé que más del 60% de la población mundial viva en las ciudades en el 2030 y que para el 2050 al menos el 66% de la población mundial resida en zonas urbanas[9]. En América Latina, el 80% de la población ya vive en ciudades, lo cual representa unos 500 millones de personas. [10]
El proceso de urbanización no ha significado hasta ahora una reducción de inequidades; por el contrario, la pobreza se ha concentrado en las ciudades y en ellas se han profundizado las desigualdades. A pesar de que la erradicación de la pobreza rural sigue siendo un reto, los riesgos para las poblaciones urbanas pueden superar los de las zonas rurales: las desigualdades son más profundas a nivel intraurbano que cuando se realiza la tradicional comparación entre lo urbano y rural[11].
Las ciudades pueden ofrecer oportunidades importantes para el desarrollo económico y para expandir el acceso a servicios básicos, incluyendo atención médica y educación para un gran número de personas. Sin embargo, la realidad es que el crecimiento en una ciudad se caracteriza porque la amplia oferta de bienes y servicios públicos y privados se acompaña por una desigualdad manifiesta en su distribución[12]. La desigualdad urbana en América Latina se manifiesta en brechas de ingresos, pero también en aspectos educativos, laborales y de género, y en brechas de acceso a servicios públicos de agua, saneamiento, transporte y vivienda, entre otros.[13]
Una mala planeación urbana produce múltiples efectos negativos, tales como: la vida aglomerada, problemas de vivienda, desempleo, pérdida de redes sociales y comunitarias y exacerba otros problemas como la delincuencia y la violencia. Si el crecimiento demográfico en las ciudades no se gestiona y planifica adecuadamente, las tendencias señaladas pueden saturar la oferta de servicios urbanos y profundizar las desigualdades en su acceso. Por ejemplo, problemas ambientales como la polución del agua y del aire afectan principalmente la salud de la población que vive en barrios marginales y asentamientos precarios urbanos[14].
Con base en lo dicho, “enfrentar los procesos de urbanización será uno de los desafíos clave para lograr la justicia social y garantizar el bienestar de las/os niñas/os”[15]. La configuración urbana desigual requiere que los diferentes actores involucrados con los derechos de las/os niñas/os presten especial atención a los desafíos de estos contextos.
La infancia urbana en América Latina
La población infantil es de los grupos más afectados por las inequidades urbanas. A pesar del predominio de la pobreza rural en los países de bajos ingresos, en algunos países, las/os niñas/os urbanas/os más pobres sufren peores condiciones que las/os pobres de áreas rurales[16].
Estudios sobre la infancia urbana en la región muestran que la mitad de la infancia y la adolescencia latinoamericana habita en viviendas precarias, que se caracterizan por el hacinamiento, su construcción con materiales inadecuados y falta de acceso al suministro de agua.[17] La evidencia da cuenta de que las/os niñas/os de los barrios más pobres tienen entre cuatro y cinco veces menos probabilidades de tener acceso al agua y el saneamiento, que aquellas/os que habitan en zonas menos vulnerables[18].
Por razones como éstas, la planeación urbana es importante: la instalación de agua potable y sistemas de saneamiento tienen un impacto positivo en la reducción de la mortalidad infantil.
Entre las problemáticas que viven las y los niños en barrios marginales y asentamientos informales urbanos se hallan desnutrición infantil, falta de cuidados prenatales adecuados, maternidad temprana e inasistencia escolar en la adolescencia; también están expuesta/os a mayores amenazas ambientales y a mayores niveles de violencia.
Algunas desigualdades intra-urbanas identificadas en las ciudades de la región dan cuenta de[19]:
- En materia de desnutrición en niños y niñas menores de 5 años las desigualdades intra-urbanas dan cuenta de grandes brechas en la mayoría de los países analizados, aunque la desnutrición infantil urbana es menor que en la población rural, la brecha intra-urbana (diferencia relativa entre los porcentajes de niños/as desnutridos/as de hogares con precariedad y hogares sin precariedad) es mayor que la rural – urbana. [20] En casos como El Salvador, se encontró que la desnutrición infantil en viviendas urbanas gravemente deficitarias es de 20,2%; mientras que en viviendas sin déficit es de 8,9% y en el ámbito rural es de 18,7%.
- Los datos sobre ausentismo y abandono escolar, dan cuenta de que tres de cada diez adolescentes entre los 14 y los 17 años que viven en viviendas precarias no asisten a la escuela, frente a uno de cada diez de zonas menos vulnerables. También se evidencia una brecha intra-urbana de 2.19 puntos entre los/as adolescentes que abandonan la escuela, respecto de quienes viven en condiciones de precariedad habitacional y quienes no, mientras que la brecha urbano-rural en este ámbito es de 1.74 puntos.
- En cuanto la maternidad temprana, una de cada cuatro mujeres de 15 a 19 años de áreas urbanas que viven en condiciones habitacionales con alta precariedad urbana ha sido madre o estuvo embarazada, proporción que resulta idéntica al promedio de las zonas rurales. Pero al analizar la diferencia entre adolescentes urbanas que viven en condiciones precarias y aquéllas que viven en entornos más aventajados, la brecha es de 2.57 (24.2% y 9.4% respectivamente), casi el doble a la que se presenta cuando se comparan las diferencias entre embarazos adolescentes urbano-rural, siendo de 1.64 (15.2% y 24.9%). En ciudades como Cali, más del 70% de los embarazos adolescentes se concentran en apenas 4 comunidades.[21]
- En cuanto a la población de adolescentes y jóvenes conocida como «ninis» (personas entre 15 y 24 años que no estudia ni trabaja), más del 70% vive en ciudades, para un total de 13 millones de ninis urbanos, frente a un total de 18 millones en toda la región. De este grupo, 66% son mujeres (una población de 12 millones).[22]
- Otro de los grandes problemas urbanos de nuestra región es la violencia. Frente a otros continentes, América Latina y el Caribe alberga 43 de las 50 ciudades más violentas del mundo (19 en Brasil, ocho en México, siete en Venezuela, cuatro en Colombia, dos en Honduras y una en Guatemala, El Salvador y Jamaica)[23]. En este marco, 43% de las muertes de adolescentes y jóvenes entre 15-24 años han sido a causa de actos violentos y homicidios.[24]
Estas realidades urbanas, caracterizadas por inequidades que afectan de manera desproporcionada a los niños y niñas, requieren de un enfoque que atienda especialmente los desafíos para el cumplimiento de sus derechos.
El rol de lo local en las agendas globales
En octubre de 2016, 167 países acordaron una Nueva Agenda Urbana (NAU) en la cumbre Hábitat III de Naciones Unidas. Esta agenda enmarca la política global para las ciudades y asentamientos urbanos de los próximos 20 años. La NAU es producto del trabajo de cientos de urbanistas, referentes académicos, políticos y comunidades locales. Los países que firmaron este nuevo acuerdo aceptaron ser evaluados en función de los objetivos a alcanzar en materia de urbanismo sostenible e inclusivo.[25]
La NAU proporciona un marco de políticas integradoras que propone una amplia orientación para lograr mejores ciudades. Este acuerdo es histórico en el sentido de que tiene un potencial profundo de dar forma al futuro de la sustentabilidad en las ciudades. Esta agenda responde al llamado ‘siglo urbano’, que reconoce las posibilidades de crecimiento que promueven las ciudades, pero también las intrínsecas desigualdades espaciales, sociales, culturales y económicas que existen dentro de ellas.
La NAU reconoce que mujeres y niñas, niños y jóvenes son a menudo las/os más afectadas/os por las inequidades en las ciudades e insta a los gobiernos locales a trabajar junto con niñas/os, mujeres y grupos vulnerables en la toma de decisiones de su ciudad[26].
Existe un claro enlace entre la NAU y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).[27] Según algunas estimaciones, se prevé que el 65% del logro de los ODS dependerá de su desempeño a nivel local. Los ODS y la NAU no cuentan sólo con una intersección, pero la más específica se encuentra en el ODS #11: Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Al menos 4 metas de los ODS mencionan explícitamente a las ciudades.
Con la inclusión de los ODS en la Nueva Agenda Urbana, y de la infancia en los ODS se evidencia que los actores involucrados en la creación de la NAU, así como los grupos responsables por el seguimiento de los ODS han adoptado un enfoque en torno a la centralidad de la infancia y lo urbano para alcanzar las metas de desarrollo sustentable.
Los ODS, en su búsqueda por la erradicación de la pobreza, tienen objetivos directamente vinculados con la prestación de servicios básicos; esto significa que el alcance de todos los ODS implica responsabilidades para los gobiernos locales. Sin embargo, la estrategia de implementación y el monitoreo a nivel local de ambos sigue planteando muchas interrogantes.[28]
La perspectiva infantil en las políticas locales
En este contexto, se hace cada vez más urgente desarrollar políticas integrales con enfoque de equidad, para combatir las brechas sociales, económicas y políticas que impiden el ejercicio de derechos; a partir de procesos de inclusión a través de los cuales todos los individuos puedan desarrollarse con igualdad de derechos y acceder a las oportunidades, bienes y servicios sociales, sin importar su nivel de ingreso, edad, género, ubicación territorial o condición física, cultural o social.[29]
Equidad para la Infancia ha propuesto cinco recomendaciones articuladas con el fin de integrar la perspectiva infantil con enfoque de equidad en la agenda de las ciudades[30]:
- Reformular las discusiones sobre políticas públicas enlas ciudades para que niños y niñas se reconozcan como agentes dentro de la planificación urbana.
- Generar evidencia (cuantitativa y cualitativa) confiable y comprensible para entender las causas de la pobreza y la inequidad de la infancia, con el fin de orientar las políticas y la planificación urbana.
- Impulsar procesos de contraloría social que promuevan el diálogo, la articulación y el monitoreo entre decisores públicos y ciudadanos/as: niños/as, sus familias, comunidades y responsables de proveer servicios públicos, en el marco de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Nueva Agenda Urbana.
- Invertir en programas efectivos y de calidad, validados en las propias localidades.
- Conectar a tomadores de decisiones de instancias gubernamentales nacionales, locales y comunitarias, con el fin de consolidar iniciativas eficaces y sostenibles.
Equidad para la Infancia, septiembre 2017. texto elaborado por Marina Freitez Diez y Verónica Bagnoli Fernández
Referencias
[1] Para conocer más sobre el trabajo que hemos desarrollado en esta área, consulte algunos de los documentos producidos en el marco del proyecto de Monitoreo local del bienestar infantil. Disponibles en: http://equidadparalainfancia.org/proyecto/identificando-desigualdades/?view_all=yes
[2] Fundación Arcor (2012). La infancia como medida. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2012/05/la-infancia-como-medida/.
[3] Equidad para la Infancia (2017) La infancia como indicador de bienestar en contextos locales. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/la-infancia-como-indicador-de-bienestar-en-contextos-locales/
[4] Banco Mundial (2016). Poverty and Shared Prosperity: Taking on Inequality. Disponible en: https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/25078/9781464809583.pdf.
[5] Según datos de UNICEF, 2012. Mildred Ferrer y Verónica Bagnoli (2016). Desafíos urbanos para la equidad en la infancia. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2016/10/desafios-urbanos-para-la-equidad-en-la-infancia/.
[6] Minujin y Born (2016). Infancia y desigualdad habitacional urbana en ocho países de América Latina. UNICEF. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/habitat-iii-infancia-desigualdad-habitacional-urbana-en-america-latina/.
[7] Florencia Carril y Marina Echegaray (2015). Approaches to equity. Nueva York: Equidad para la infancia. Disponible en: http://equityforchildren.org/2017/07/approaches-to-equity-phase-ii-the-equity-approach-in-the-urban-context/.
[8] Beatrice Mauger y Verónica Bagnoli (2016). “Por una agenda urbana que incluya a la infancia desde los primeros años”. Equidad para la infancia. Apuntes de debate, mayo, Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2016/05/por-una-agenda-urbana-que-incluya-a-la-infancia-desde-los-primeros-anos/.
[9] Florencia Carril y Marina Echegaray (2015). Approaches to equity. Nueva York: Equidad para la infancia. Disponible en: http://equityforchildren.org/2017/07/approaches-to-equity-phase-ii-the-equity-approach-in-the-urban-context/.
[10] Minujin y Born (2016). Infancia y desigualdad habitacional urbana en ocho países de América Latina. UNICEF. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/habitat-iii-infancia-desigualdad-habitacional-urbana-en-america-latina/.
[11] Tal como lo indican en un estudio de 2013 Bartlett et al. El estudio Urban Inequalities, Addressing Inequalities: The Heart of the Post-2015 Development Agenda and the Future We Want for All identifica cuatro desigualdades características padecidas por los habitantes de las ciudades: desigualdad económica, social, política y espacial. Bartlett, S., Mitlin, D., y D. Satterthwaite (2013). Nueva York: Global Thematic Consultation.
[12] La ciudad es un escenario donde son posibles las actividades que generan riqueza. Sin embargo, tal como lo propuso Lefebvre (1968) en “Le Droit à la ville“ cuando planteó el término de Derecho a la Ciudad, la ciudad suele convertirse en una mercancía al servicio exclusivo de los intereses de acumulación de capital, lo cual según el autor, no permite el goce pleno de todos sus habitantes. A través de los procesos de privatización, la ciudad dejó de pertenecer a las personas. H. Lefebvre (1968). Le Droit à la ville (2nd ed.). Paris, France: Anthropos.
[13] Silva, E., & Vaggione, P. (2016). Resumen ejecutivo: Políticas PRO-INCLUSIÓN. Herramientas prácticas para el desarrollo integral de las ciudades de América Latina. Bogotá: CAF. Retrieved from http://scioteca.caf.com/handle/123456789/961
[14] Ídem.
[15] Ídem.
[16] Ídem.
[17] UNICEF (2016). Infancia y desigualdad habitacional urbana en ocho países de América Latina. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2016/10/habitat-iii-infancia-desigualdad-habitacional-urbana-en-america-latina/.
[18] Según David Anthony, Jefe de la Unidad de Sostenibilidad y Acción Política de UNICEF, en Beatrice Mauger y Verónica Bagnoli, 2016. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2016/05/por-una-agenda-urbana-que-incluya-a-la-infancia-desde-los-primeros-anos/.
[19] UNICEF (2016). Infancia y desigualdad habitacional urbana en ocho países de América Latina. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2016/10/habitat-iii-infancia-desigualdad-habitacional-urbana-en-america-latina/.
[20] Ídem.
[21] Alberto Minujin, Verónica Bagnoli, Ana María Osorio Mejía, et. al. (2014). Primera infancia Cómo vamos, Cali: Equidad para la infancia, Fundación Corona, Pontifica Universidad Javeriana. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/wp-content/uploads/2015/09/Informe-final_Primera-infancia_todo.pdf.
[22] Rafael de Hoyos et al (2016). Out of School and Out of Work. A Diagnostic of Ninis in Latin America. World Bank Publication. Disponible en:
https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/22349/K8318.pdf.
[23] Business Insider (2017). The 50 most violent cities in the world (reported homicides per 100,000 residents in 2016). Disponible en: http://www.businessinsider.com/most-violent-cities-in-the-world-2017-4.
[24] UN DESA (2013). Youth Regional Overview. Latin American and the Caribbean. Disponible en: http://www.un.org/esa/socdev/documents/youth/fact-sheets/youth-regional-eclac.pdf.
[25] La información acerca de la NAU se halla disponible en: https://es.unhabitat.org/tag/nueva-agenda-urbana.
[26] Unicef (2016). Nueva Agenda Urbana. Compromisos para la infancia, Hábitat III, Quito, p. 4. Disponible es: www.equidadparalainfancia.org/la-opinion-de-los-ninos-sobre-sus-ciudades/.
[27] La nueva agenda de desarrollo reconoce que la pobreza es un fenómeno multidimensional e incluye a niños y niñas como prioridad, considerando sus necesidades y sus derechos. ONU, Objetivos y metas de desarrollo sostenible (2016). Nueva York: ONU. Disponible en:
www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/.
[28] Algunas organizaciones, como United Cities and Local Governments, argumentan a favor de la “localización” de los ODS. Esto quiere decir que de principio a fin la implementación de la Agenda 2030 debe desarrollarse según el contexto local: las metas que se propongan, la implementación de estrategias para alcanzarlas o los indicadores a medir. United Cities and Local Governments (2017). Co-creando el futuro urbano. La agenda de las metrópolis, las ciudades y los territorios. Barcelona: UCLG.
[29] Se toma como referencia el concepto de inclusión propuesto por CAF, a partir de un estudio de políticas Pro-inclusión en América Latina. Silva, E., & Vaggione, P. (2016). Resumen ejecutivo: Políticas PRO-INCLUSIÓN. Herramientas prácticas para el desarrollo integral de las ciudades de América Latina. Bogotá: CAF. Retrieved from http://scioteca.caf.com/handle/123456789/961
[30] Equidad para la infancia (2016). “5 recomendaciones para superar la inequidad en las ciudades incluyendo la perspectiva infantil”. Equidad para la infancia. Apuntes para el debate, septiembre. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2016/09/superar-la-inequidad-en-las-ciudades-incluyendo-la-perspectiva-infantil/.