Aportes del juego para garantizar derechos y mitigar problemáticas en contextos urbanos vulnerables.

Son innumerables las reflexiones que se desarrollan sobre las situaciones que atraviesan niñas, niños y adolescentes (NNyA) en entornos urbanos. El enfoque de los estudios en el tema aborda análisis sobre la garantía de los derechos básicos de la infancia, la implementación de políticas públicas y, quizás en menos proporción, sobre la planeación y diseño urbano. En este marco, es importante destacar que se habla poco del juego.

El reconocimiento del derecho al juego y al esparcimiento se ha cristalizado tanto en la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CDN), como en muchas de las legislaciones nacionales en América Latina.[1] Por su parte, la Observación General N°17 del Comité de los Derechos del Niño señala y pone énfasis en la urgencia de establecer acciones que garanticen el pleno acceso de niñas, niños y adolescentes a estos derechos.

 

Los contextos para jugar

Cada infancia se enfrenta a situaciones diferentes para llevar a cabo su vida, a partir de los diversos entornos socioculturales en los que se desarrolla. El juego tiene lugar tanto en espacios privados e íntimos, como en entornos abiertos y públicos: en el hogar, la escuela, la plaza, el parque, la calle; en contextos donde niñas y niños gozan de las mejores garantías de sus derechos, hasta en aquellos más complejos, donde niñas y niños tienen que implementar estrategias extraordinarias para encontrar tiempos y espacios que les permitan jugar.

De esta forma, se configuran una serie de barreras estructurales que limitan el derecho al juego, de acuerdo al entorno territorial, social, económico, político y cultural de la infancia. NNyA urbanos con vulnerabilidades se enfrentan a mayores obstáculos, a partir de condiciones de fragmentación urbana, desigualdades sociales y acceso diferenciado a infraestructura y servicios.[4] La mayoría de ellos se concentran en barrios con fábricas y basurales en las inmediaciones; barrios donde la gente se siente poco segura y con escasas áreas de juego y espacios verdes.[5]

Estos espacios públicos resultan inhóspitos para que niñas y niños circulen y permanezcan en él, debido a condiciones de degradación ambiental, ausencia de arbolado, riesgos vinculados a enfermedades por contaminación, falta de cuidados de los canales de agua, inseguridad y dificultades para el acceso y disfrute de niñas y niños con discapacidad.[6]

Por esto, NNyA que residen en barrios deficitarios suelen salir a jugar menos al aire libre que sus pares residentes en barrios con mejores condiciones;[6] mientras que niñas y niños trabajadores, entre malabares y actividades comerciales, solo tienen a su alcance para jugar las calles, aceras, islas y camellones, con los riesgos que esto implica.[7]

 

 

Artículo 31 de la CDN:[2] Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes. Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento.

Definiciones relacionadas:[3]

Por juego infantil se entiende todo comportamiento, actividad o proceso iniciado, controlado y estructurado por los propios niños; tiene lugar dondequiera y cuando quiera que se dé la oportunidad. Las personas que cuidan a los niños pueden contribuir a crear entornos propicios al juego, pero el juego mismo es voluntario, obedece a una motivación intrínseca y es un fin en sí mismo, no un medio para alcanzar un fin.

El juego entraña el ejercicio de autonomía y de actividad física, mental o emocional, y puede adoptar infinitas formas, pudiendo desarrollarse en grupo o individualmente. Estas formas cambian y se adaptan en el transcurso de la niñez. Las principales características del juego son la diversión, la incertidumbre, el desafío, la flexibilidad y la no productividad. Juntos, estos factores contribuyen al disfrute que produce y al consiguiente incentivo a seguir jugando.

Aunque el juego se considera con frecuencia un elemento no esencial, el Comité reafirma que es una dimensión fundamental y vital del placer de la infancia, así como un componente indispensable del desarrollo físico, social, cognitivo, emocional y espiritual.

El esparcimiento se refiere al tiempo que se puede dedicar al juego o la recreación. Implica la existencia de un tiempo libre o exento de toda obligación relacionada con la educación formal, el trabajo, las tareas domésticas, el desempeño de otras funciones de subsistencia o la realización de actividades dirigidas por otras personas. En otras palabras, requiere un tiempo en gran medida discrecional, que el niño pueda utilizar como le parezca.

Recreación es un término general que se utiliza para describir una gama muy amplia de actividades, tales como la participación en la música, el arte, la confección de artesanías, actividades comunitarias, clubes, deportes, juegos, excursiones y acampadas, y la práctica de un hobby. Consiste en actividades o experiencias escogidas voluntariamente por el niño, ya sea por la satisfacción inmediata que le brindan o por el valor personal o social que espera recabar de ellas.

La recreación suele tener lugar en espacios destinados específicamente a ese fin. Aunque muchas actividades recreativas pueden ser organizadas y gestionadas por adultos, la recreación debe ser una actividad voluntaria. Los juegos y deportes obligatorios o forzosos o la participación obligada en una organización juvenil, por ejemplo, no forman parte de la recreación.

 

 

El juego en contextos de crisis

El riesgo de perder el espacio físico del juego, a causa de un evento de crisis o desastre, es un desafío que se suma a otras desigualdades, privaciones y discriminaciones experimentadas de antemano.

Niñas y niños que enfrentan estas situaciones pueden sufrir efectos de trauma a largo plazo, que van más allá de la agitación física, emocional y social inmediata causada por un evento puntual; en estos contextos, el juego les permite hacer frente y adaptarse a situaciones o entornos inseguros.

La preocupación por la seguridad después de una crisis, a menudo hace que los padres prohíban el juego en espacios públicos y/o sin supervisión. Sin embargo, en estas situaciones, el juego ayuda a canalizar las fortalezas del carácter, las relaciones personales con pares y, por lo tanto, genera empatía, sentido de capacidad y autoestima.[8]

 

Moverse y Jugar para transformar

El juego es una de las actividades constitutivas desde los primeros años de vida. Incluso antes de comenzar a hablar, niñas y niños adquieren comprensiones y significados sobre el mundo, a partir de gestos, miradas, orientaciones, posiciones del cuerpo y cualidades de la voz, de quienes juegan con ellas/os. Así, el juego permite establecer un marco de conocimiento compartido y es un potenciador del desarrollo lingüístico y cognitivo infantil.[9]

Por otro lado, el juego infantil generalmente implica movimiento y actividad física. Cuando el juego es activo incide también en el bienestar corporal, dado que la actividad física regular está asociada con la salud osteomuscular, el bienestar cardiovascular, un metabolismo y peso corporal saludables.[10]

En términos generales, el juego ayuda al desarrollo de la creatividad y la imaginación; al crecimiento de la autoconfianza, el liderazgo, la toma de decisiones y la resolución de conflictos; y ayuda a los niños a compartir la comunicación y la cultura. Tener espacios y tiempos designados para recreación y el juego apoya la exploración y la autoexpresión de NNyA, y proporciona seguridad para su crecimiento personal.[11]

El juego también permite que NNyA desarrollen resiliencia, genera estabilidad y oportunidades para desarrollar habilidades de adaptación y/o resistencia que son relevantes para sus vidas y necesarias en situaciones de crisis y vulnerabilidad.[12]

 

Revalorando el juego en la ciudad

El juego en espacios públicos posibilita la exploración e imaginación, así como nuevas formas de interactuar con el entorno y de impulsar la integración comunitaria. Pero nuestras ciudades se enfrentan a grandes retos para garantizar este derecho:[13]

  • Retos socioculturales, relacionados con la concepción general y adultocentrista en torno al juego como una pérdida de tiempo.
  • Retos de inseguridad y violencia en las calles, relacionados con las percepciones de inseguridad en el espacio público.
  • Retos en el desarrollo urbano, relacionados con la concepción de la ciudad desde un modelo centrado en el automóvil y la dispersión del vínculo entre el derecho al juego y su impacto en la planeación y diseño urbano.

Las oportunidades para el juego activo se multiplican cuando los entornos sociales y físicos son amigables en términos de caminabilidad, accesibilidad, conectividad, densidad residencial, utilización combinada del suelo y extensión y calidad de los espacios verdes.[14]

Los espacios públicos urbanos de juego deben ser valorados como escenarios propicios para el encuentro y la convivencia. Sus diseños deben responder a una planeación integral del contexto donde se insertan y deben estar orientados a facilitar usos múltiples por parte de diversos actores y diferentes perfiles de NNyA que viven en la ciudad.[15]

Ante a la proliferación de la oferta comercial de juegos que construyen roles de género y desigualdades desde la infancia,[16] y del tiempo que NNyA pasan de manera sedentaria frente a diversas pantallas, se necesitan mayores y mejores espacios, alternativas lúdicas creativas y un acompañamiento afectivo y presencial para el desarrollo de sus juegos.[17]

El juego libre y estructurado por los propios NNyA, provee elementos para transitar contextos urbanos periféricos, en los márgenes y con limitado acceso a derechos; es un ejercicio de autonomía y participación: permite reconstruir, diseñar, imaginar y adecuar sus espacios y entornos,[18] llenarlos de significación y sentido; desarrollar estrategias para hacer frente a sus realidades, para construir herramientas de socialización comunitaria y participación ciudadana.[19]

 


Equidad para la Infancia, marzo, 2019. texto elaborado por Montcerrat Granados y Verónica Bagnoli Fernández

 

Referencias:

[1] Vea cómo ha quedado reconocido formalmente en algunas de los países América Latina en: Equidad para la infancia (2015), El reconocimiento formal del derecho al  juego, disponible en:  http://equidadparalainfancia.org/el-reconocimiento-formal-del-derecho-al-juego/

[2] Naciones Unidas, 1989, artículo 31, párrafo 1 disponible en: http://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf Unicef, Cepal (2016), El derecho al tiempo libre en la infancia y la adolescencia,  https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40563/1/S1600862_es.pdf

[3] Comité sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (2013) párrafo 14c. Disponible en: http://docstore.ohchr.org/SelfServices/FilesHandler.ashx?enc=6QkG1d%2FPPRiCAqhKb7yhsqIkirKQZLK2M58RF%2F5F0vFw58qKy0NsTuVUIOzAukKtb44OEtL5G5etAmvs6AwUE1aKL%2FeLXNzf5T64E7NIzR6137848REb2YcW3r1ykP3%2F

[4] Gülgönen Tuline (2016), Jugar la Ciudad. Reimaginar los espacios públicos urbanos de juego para la infancia en la Ciudad de México,disponible en: https://labcd.mx/wp-content/uploads/2018/10/JugarLaCiudad_Versio%CC%81nFINAL_small.pdf

[5] Brooker Liz; Woodhead Martín (2013), El derecho al juego. Disponible en: http://iin.oea.org/pdf-iin/RH/El-derecho-al-juego.pdf

[6]  Pamela Cáceres (2018)  Espacio público urbano para la infancia. Equidad para la Infancia. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2019/02/espacio-publico-urbano-para-la-infancia/

[6] Laíño, Fernando; Tuñón, Ianina y Coll, Agustina (2015) Oportunidades para el juego en movimiento. Fundación ARCOR. Disponible en: https://www.fundacionarcor.org/es/biblioteca/detalle/542

[7] Mónica Juárez (2018) Cómo se juega en la ciudad. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2019/02/como-se-juega-en-la-ciudad/

[8]Sudeshna Chatterjee (2018), Children’s Coping, Adaptation and Resilience through Play in Situations of Crisis, disponible en htp://equityforchildren.org/wp-content/uploads/2019/04/chilyoutenvi.28.2.0119.pdf t

[9] Rosemberg, Celia; Migdalek, Maia y Arrúe, Josefina. Juego, lenguaje y cognición (S/F). CONICET, Fundación ARCOR. Disponible en: https://www.fundacionarcor.org/es/biblioteca/detalle/131

[10] Oportunidades para el juego en movimiento. Fundación ARCOR.

[11] Children’s Coping, Adaptation and Resilience through Play in Situations of Crisis

[12] IDEM

[13] Laboratorio de la Ciudad de México (S/F)  Derecho al juego. Disponible en: https://labcd.mx/conceptos/derecho-al-juego/

[14]  Oportunidades para el juego en movimiento. Fundación ARCOR.

[15] Jugar la Ciudad. Reimaginar los espacios públicos urbanos de juego para la infancia en la Ciudad de México.

[16] Bagnoli, Verónica y Freitez Marina (2017) La violencia y la inequidad de género comienza desde la infancia. Equidad para la Infancia América Latina. Disponible en: http://equidadparalainfancia.org/2017/12/desigualdades-de-genero-en-la-infancia/

[17] Duek, Carolina (2013) Las nuevas tecnologías y la creatividad en el juego infantil. En: Infancias Varios Mundos. Infancias de Latinoamérica: juegos y afectos. Fundación Arcor y Fundación Walter Benjamin. Disponible en: https://www.fundacionarcor.org/es/biblioteca/detalle/199

[18] Children’s Coping, Adaptation and Resilience through Play in Situations of Crisis

[19] Jugar la Ciudad. Reimaginar los espacios públicos urbanos de juego para la infancia en la Ciudad de México.

 

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