Gloria vive con su marido y sus tres hijos en la casa de sus padres en la ciudad de Guatemala. Un hogar con siete personas. Actualmente, como consecuencia de la pandemia, sólo ella puede salir a trabajar para traer el alimento a su familia.
Como la mayor parte de América Latina, Guatemala está siendo duramente golpeada por los efectos del COVID-19. La pandemia ha sumado más dificultades a una población que ya sufre pobreza extrema, violencia y años de sequía provocada por el cambio climático. Muchos guatemaltecos han perdido sus trabajos o no pueden acceder al trabajo informal debido a las estrictas medidas de cierre. Si bien el Banco Mundial lo considera un país de ingresos medios, Guatemala tiene el segundo nivel más alto de pobreza en latinoamérica.
La falta de apoyo para el cuidado de niños, niñas y ancianos por parte del estado y los empleadores era antes de la pandemia un obstáculo importante para el avance económico de las mujeres de bajos ingresos debido a las normas culturales que consideran las tareas de cuidado como una responsabilidad solo de las mujeres. Hoy esa deficiencia del estado es aún más notoria. Las mujeres como Gloria deben cargar con ser las principales proveedoras y cuidadoras de la familia.