En América Latina y el Caribe, el 51,2% de los niños, niñas y adolescentes que viven en zonas urbanas –es decir, más de 80 millones– enfrentan algún tipo de privación en sus condiciones habitacionales (1). La escasez de agua potable, la falta de condiciones para el saneamiento y de energía para cocinar alimentos, la infraestructura edilicia precaria y el hacinamiento, constituyen privaciones que afectan el derecho a la niñez y el acceso a derechos como la salud integral, la educación y la alimentación. Esto tiene impacto sobre las posibilidades de desarrollo presentes y futuras, perpetuando la situación de pobreza y pobreza extrema.
El hambre, como expresión más extrema de la inseguridad alimentaria, ha crecido en la región producto de la crisis económica asociada a la pandemia de COVID-19, alejando aún más el objetivo de Hambre Cero establecido por los ODS 2030. El impacto preocupa especialmente sobre los niños y niñas más pequeños, que enfrentan mayores riesgos de malnutrición y daños que pueden ser irreversibles. En este contexto, la directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Jean Gough, señaló como urgente que los gobiernos puedan asegurar la disponibilidad de alimentos saludables a precios accesibles(2).
Desde Equidad Para la Infancia resaltamos la necesidad de elaborar políticas públicas que consideren las privaciones múltiples y superpuestas que enfrentan niños y niñas en toda la región y que comprometen su desarrollo y su derecho a la infancia.
(1) https://www.cepal.org/es/notas/infancia-desigualdad-habitacional-urbana-america-latina-caribe#_ftn2